AMLO ha dominado el algoritmo digital, utilizando la polarización entre el pueblo y las élites para consolidar su hegemonía política y deslegitimar a sus críticos.
La tesis central de este artículo es que Juan Carlos Monedero ha jugado un papel crucial en el éxito de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), especialmente en el manejo del entorno digital. Más allá de su conexión emocional con las masas, AMLO ha sabido dominar las plataformas digitales, apoyado en el análisis que Monedero presenta en La izquierda que asaltó el algoritmo. En este libro, Monedero explica que "la política contemporánea transcurre en las plataformas digitales, donde los algoritmos determinan lo visible y lo políticamente relevante" (p. 45). AMLO ha comprendido esta lógica, utilizando un ejército digital de comunicadores independientes que amplifican su mensaje, bajo el lema “Primero los pobres”, y atacan a los gobiernos del PAN y PRI, percibidos como corruptos e ineficaces.
Monedero, fundador de Podemos y cercano a AMLO, subraya que "la izquierda que domina el algoritmo es aquella que entiende que la disputa política incluye las redes sociales, donde las emociones definen la batalla" (p. 63). AMLO ha hecho de la justicia social el eje central de su discurso, enfrentando a la corrupción de gobiernos anteriores. Este enfoque ha sido clave para su éxito en las plataformas digitales.
Uno de los componentes más importantes de la estrategia de AMLO ha sido la creación de un ejército digital de comunicadores leales. Monedero sostiene que "la nueva política digital se basa en la deslegitimación de los medios tradicionales y en la aparición de voces independientes que se perciben más cercanas al pueblo" (p. 82). Estos influenciadores no son periodistas tradicionales, pero actúan como una maquinaria digital que viraliza rápidamente contenidos favorables a AMLO y que atacan a sus críticos.
Monedero destaca que "el algoritmo es un aliado silencioso que distribuye los mensajes más interactivos, favoreciendo a quienes dominan el terreno emocional" (p. 99). AMLO utiliza esta ventaja para neutralizar a sus críticos con una eficacia que otros actores políticos difícilmente igualan.
El poder de las redes sociales no reside solo en la difusión de información, sino en los algoritmos que priorizan los contenidos más virales. Monedero resalta que "el algoritmo actúa como filtro, distribuyendo lo que más resuena emocionalmente" (p. 121). AMLO ha orientado su discurso hacia la polarización entre el pueblo y las élites, lo que ha demostrado ser altamente efectivo en las plataformas digitales.
"El populismo de izquierda, para triunfar en la era del big data, debe estructurarse en términos emocionales y simbólicos" (p. 139), sostiene Monedero. AMLO ha simplificado la realidad política en una dicotomía de buenos (el pueblo) y malos (las élites corruptas del PRI y PAN). Esto resuena profundamente entre los mexicanos y es una estrategia que el algoritmo amplifica, creando comunidades cerradas que refuerzan las convicciones preexistentes.
Monedero explica que "las redes sociales generan micro-esferas que amplifican la narrativa dominante, creando la sensación de consenso" (p. 158). Este fenómeno intensifica la polarización y refuerza la hegemonía de AMLO.
El discurso de AMLO se construye sobre la confrontación entre el pueblo y las élites. Según Monedero, "el populismo digital se basa en estructurar la realidad en torno a la dicotomía pueblo versus élite" (p. 181). Esta simplificación facilita la viralización de los conflictos políticos. En este marco, los gobiernos del PAN y PRI son presentados como símbolos de corrupción, mientras que AMLO se posiciona como el defensor del pueblo.
Monedero sostiene que "el algoritmo distribuye de manera desproporcionada los mensajes más conflictivos, generando un ambiente político altamente divisivo" (p. 202). Los periodistas que critican al presidente son etiquetados como "chayoteros" y atacados en redes, contribuyendo a la deslegitimación de los medios tradicionales.
La violencia en redes sociales es un recurso central en la estrategia de AMLO. Monedero señala que "la violencia digital es un recurso político en la era del algoritmo, donde las campañas de linchamiento simbólico son claves para controlar el relato" (p. 220). Estas campañas buscan no solo silenciar las críticas, sino también reforzar la narrativa de que existen enemigos del pueblo que deben ser neutralizados.
Monedero advierte que "el ritmo frenético de las redes sociales permite imponer narrativas sin necesidad de una estrategia a largo plazo" (p. 240), lo que otorga a AMLO una ventaja considerable en la construcción del relato público.
Juan Carlos Monedero ha sido fundamental en el éxito digital de AMLO, proporcionando un marco teórico que el presidente ha utilizado para dominar el entorno de las redes sociales. Monedero ha explicado cómo las emociones y las narrativas simbólicas estructuran la disputa política en las plataformas digitales, lo que ha permitido a AMLO desplegar un ejército de comunicadores leales, consolidar su narrativa de justicia social y deslegitimar a sus críticos.
Finalmente, el legado que López Obrador deja al movimiento de la 4T va más allá de las políticas públicas que implementó durante su mandato. Su mayor herencia radica en la construcción de una maquinaria comunicacional eficiente que opera dentro de las reglas del entorno digital. Ha demostrado que en la era del algoritmo, quien domina las emociones y controla las narrativas en las redes sociales tiene una ventaja determinante. El éxito de la 4T no solo se explica por la conexión de AMLO con el pueblo, sino por su capacidad de moldear la opinión pública y las percepciones a través del uso estratégico del algoritmo y las plataformas digitales.
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